jueves, 19 de mayo de 2016

25 AÑOS. Barranco "Bucherbuala"

Cojo mi diario y veo que Bucherbuala viene acompañado. Ya no recordaba que precisamente en esas fechas estuvimos a un tris de bajar aquel barranco de Ordesa. Con lo que a mi me gusta esa zona de calcáreo y pastizal... Veamos.
Al principio la idea era bien distinta, teníamos otro objetivo en la cabeza. La historia arrancaba desde año anterior, del 16 de junio de 1990:


Así estaba anotada en mi agenda. Fuimos mano a mano Fernando Biarge y yo.

Sabíamos que Luis Mariano Mateos (revista Pyrenaica, nº154 del año 1989) ya había bajado el Barranco de Soaso (nosotros lo descenderíamos el 30 de agosto de 1991) pero también que por las paredes del circo se despeñaba el agua en ciertas épocas del año. Todo eso fuimos a ver.
Tal y como dice mi agenda vimos muchas cosas interesantes. De una de ellas anotaba "uno muy encañonado". Era este:


Fotografié un montón de torrenteras llamativas, pero la más aparatosa era (es) esta. Se encuentra en la margen izquierda, la del lado de Sierra Custodia.

Así fue como yo me había empeñado en bajar esta gran canal-barranco.

1991
El viernes estuvimos por las inmediaciones de Ordesa, desde Torla subimos por la pista del Cebollar y ganamos buena altura para tener vista suficiente y contemplar todo ese entorno. En lo que nos concierne la conclusión fue que el "barranco de la Sierra Custodia" (así lo llamábamos) guardaba nieve todavía y no podría ser para esta ocasión (lo cierto es que ya no hubo otra...). De esta manera emergió el plan B, que también nos rondaba por la mente. En cualquier caso, el miércoles había recontado los spits y comprado tornillos.

Este de "Bucherbuala" es otro de esos barrancos a los que nunca hemos vuelto ninguno de los que participamos aquella primera vez. Tuvo lugar un día como hoy hace 25 años, el 19 de mayo de 1991, y fuimos Ramón Bitrián, Mariano Casanova y Enrique Salamero. Los tres habíamos estado el 24 de marzo en la primera del Trasito inferior (ver aquí), unos cientos de metros más abajo.
Tengo la impresión de que ha pasado a un muy discreto segundo plano y deben ser escasas las personas que a él acuden. Probablemente se deba a su "larga" aproximación y no tanto a su carácter poco encajado. Porque, la verdad, yo al menos guardo un buen recuerdo de él.

Teníamos para elegir toda la ladera que se extiende entre los barrancos de Consusa y Trasito, y escogimos el que nos pareció más atractivo. Hacía tiempo que los teníamos vistos, unos bonitos canalones de roca blanca. Invitaban a ir.


Esta es toda la zona tal y como se ve desde la cresta cimera de Castillomayor.
En rojo se señala nuestro barranco.
En mayúsculas figura el nombre verdadero y entre comillas las diferentes denominaciones con las que han sido publicados.


Anoté todo muy brevemente pero si lo curioso que me resultó.

Solo tengo tres fotos de ese día, debí olvidarme la cámara en el coche.


Estos somos nosotros tras acabar el descenso. Desde la izquierda: "Maca", Ramón y yo. Es verdad que han pasado unos años.

EL BARRANCO
Seguramente, al cabo de los miles de años necesarios para ello, el cauce se ahondará un poco más. Hoy es un bonito ejemplo de erosión en marcha.
Nos lo pasamos muy bien subiendo allá arriba y alcanzando el comienzo de este tobogán. Descendimos por él sin contratiempos y recuerdo mucha roca blanca y limpia de vegetación. Bajaba rápidamente y el extenso paisaje que siempre se ve desde estas alturas fue bajando paulativamente hasta que salimos a la entonces aún pista de Revilla.


Este es el Barranco "Bucherbuala" tal y como estaba el día del descenso. Mucha menos nieve que ahora mismo.


Este es el croquis tal y como lo bajamos y que dibujé al día siguiente.

En aquel momento ya habíamos publicado nuestros libros de barrancos, pero lo incluimos en una segunda edición del tomo 2 que hicimos poco después:


Así apareció. En rojo se resalta el tramo descendido.

Ciertamente es uno de los más discretos entre todos los que hemos llegado a explorar, pero ni una sola vez dejo de mirármelo con buenos ojos cuando paso de cerca o de lejos.

¿BUCHERBUALA?
Con este barranco se fue generando a posteriori cierta confusión a la hora de nombrarlo.
Nosotros contábamos con este mapa:


Mapa 1:50000 reealizado por EILA-PROYECTOS, SA para el Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza. Madrid. 1985.

En él aparecía meridianamente claro el nombre con el que, claro está, ni dudamos en llamarlo. Y así apareció en nuestra reedición de verano de 1992.
Las cosas se complicaron al publicarse posteriormente dos nuevas guías (un mapa-guía en 1994 y una guía en 1995):



Cabe suponer que Patrick Gimat desconocería nuestra segunda edición ya que dice textualmente: "Première: ? descendu en 1993 par P.Gimat, B.Piquemal et J.-P.Pontroué". Esa "?" éramos nosotros, ya nos ha pasado varias veces (con y sin "?"). Además le atribuía un nombre distinto y el empleado por nosotros aparecía desplazado al inmediatamente al este.
En 1999 volvió a editar una nueva versión del mapa-guía:


En esta ocasión tanto un barranco como el otro vuelven a cambiar de nombre. Eso sí, esta vez aparecemos nosotros como autores de la primera (aunque la fecha aparece cambiada al 19 de marzo...).
En fin, la confusión estaba servida. Todavía lo está, ya que quien quiera decir que ha bajado por allí deberá explicarse con detenimiento.

Entonces, ¿cómo se llama de verdad?
El mapa de la zona más correcto en este tema es el que fue publicado en el año 2000 por la colaboración IGN-PRAMES. La revisión toponímica, concienzuda y fruto de años de investigación, corrió a cargo de Chesus Casaus. Es este:

El punto rojo central es el barranco que nosotros bajamos por primera vez y que, por lo tanto, se denomina Barranco Lacol.


Y ahora que con estas pocas líneas recuerdo Bucherbuala, recuerdo también Soaso y aquel barranco de la Sierra Custodia. Y lo formidable que era (que podría seguir siendo) cuando unos pocos amigos nos aventurábamos por aquellas soledades para descubrir lugares por completo inadvertidos, tan sobrios y rudos como maravillosos. Desde hace años hemos perdido el derecho natural e innato de circular por estas partes del mundo. Para mi siempre será incomprensible.


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